Localización.
Se encuentra asentada esta población, orientada al mediodía, en un valle de relativa amplitud. En ella radica la sede administrativa del Ayuntamiento desconociéndose tanto el tiempo como el título oficial de cuando se implanto definitivamente esta entidad institucional, largo tracto, de arranque ignoto. Actualmente integran el Concejo de Gordón en el orden político y administrativo diecisiete entidades locales, la villa de Huergas, los lugares de Los Barrios, Beberino, Buiza, Cabornera, Ciñera, Folledo, Geras, Llombera, Nocedo, Paradilla, Peredilla, Santa Lucía, Vega, La Vid y Villasimpliz y la villa de La Pola.
La Pola, capital del Concejo, se encuentra a 33 km. de León, la capital provincial, desde donde hemos de salir marchando en dirección norte, hacia Asturias.
Limitan los términos territoriales de esta población por el N. con los de Vega y Santa Lucía, por el S. con los de Los Barrios, Sorribos, Olleros y Nocedo y por el O. con los de Los Barrios y Beberino.
Etimología.
El topónimo por el cual se designa y conoce a esta población La Pola tiene una raíz de ascendencia claramente latina “populus”, aquí con variante femenina “puebla”, que con frecuencia se encuentra en la toponimia leonesa, asturiana o galaica, su significado sería “pueblo”.
Historia.
En el valle donde se asienta esta localidad perviven evidencias arqueológicas, tal es el caso del castro de “La Moita”, se trata de un montículo situado al suroeste de La Pola de Gordón que domina el valle. Allí el poblado se asentó sobre una base fortificada con la estructura propia de los castros prerromanos. Dicho recinto tenía unos 100 x 50 metros y se hallaba rodeado por muralla que ocupaba la parte alta, un terraplén de unos 12 metros bajo la muralla por el noroeste y una cerca de piedra por el suroeste que continua por el sur y suroeste de unos 400 metros y unos 2 metros de grosor que es el lado de menor pendiente. Estos aspectos arqueológicos nos remiten a la presencia en esta zona de la cultura castreña y a épocas prerromana o romana.
En las proximidades de este asentamiento se observan restos de lo que debió de ser, según Escobar, la ermita de San Marciel, justo en el camino de La Pola de Gordón a Los Barrios, en una loma próxima a “La Cuesta la Moita”, aún se pueden observar los restos de una construcción cuadrada, cuyo testero, al este, la califica como una edificación religiosa y cuya cita documental se data en el año 1036.
Con la planificación territorial que realizara Ramiro II arbitrando nuevos espacios o centros administrativos, fue La Pola la cabecera del centro político-administrativo de las tierras del Bernesga. Por ello no causa extrañeza que esta localidad contara ya en el primer cuarto de siglo XIII con un agrupamiento poblacional importante, o al menos de cierto relieve, sólo así se explicaría como es en esta localidad cuando el día 29 de septiembre del año 1228 el cardenal obispo de Santa Sabina y legado del papa Gregorio IX en Hispania, Juan Halgrin de Abbevilla, da una Litterae por la cual dicta una resolución, desde la localidad de La Pola de Gordón, que pone fin a las diferencias surgidas entre el maestre y frailes de la Orden de Santiago y el prior y frailes canónigos del convento de Ucles, comprometiéndose ambas partes a acatar dicha resolución.
A partir de mediados del siglo XIII se evidencia documentalmente la existencia del portazgo de La Pola, si bien ya existía con anterioridad, esta constatación queda expresa en varias “reales células” dadas por Fernando III, la más remota desde en Sevilla en el año 1248 mandando que en La Pola no tomasen portazgo ni exigieran gabelas a los vecinos de Oviedo.
Los aspectos administrativos, como centro de producción, se ponen de manifiesto igualmente a principios del siglo XIV cuando en 1310 se realiza un Traslado a petición de doña Leonor Pérez, abadesa de Otero, de una carta, hecha ante Alfonso Martínez, notario de La Pola de Gordón, en razón de una contienda con Suer Álvarez sobre el haber que tomara al Convento para el pago de cierta deuda.
Esta actividad como centro administrativo se ve confirmada ya en el nuevo régimen por la Orden de división provisional de partidos de la provincia de León que fuera aprobada por las Cortes ordinarias el 7 de mayo de 1814. En aquella ocasión la provincia de León queda dividida en once partidos judiciales que son: León, Gordón, Villafranca del Bierzo, Astorga, Valderas, Sahagún, Valdeburón, Ponferrada, La Bañeza, Omaña y Toreno. Así consta en la “Colección de los Decretos y Ordenes Generales de la primera legislatura de las Cortes Ordinarias de 1820 y 1821”. Pero lo cierto es que tal provisionalidad nunca se vio confirmada, si bien es cierto, que durante algún tiempo debió de ser una realidad cierta, tal vez con ciertas peticiones reivindicativas, como se desprende y lo justifica una noticia extraída de fuentes hemerográficas fechada el 10 de octubre de 1906 cuando se dice que “En el correo de ayer salió para Madrid una comisión del partido judicial de La Vecilla, para manifestar al Sr. Merino, su disgusto si llega a realizarse la traslación del Juzgado de primera Instancia a Pola de Gordón, entregando al propio tiempo al Ministro de Gracia y Justicia, las propuestas firmadas por la mayoría de los Ayuntamientos.”
Conserva La Pola una estructura urbanística cuyo eje principal es la antigua carretera, ahora con tareas de calle mayor y en ella se aglutinan los aspectos más fundamentales de la vida de la localidad y de su alfoz, en ella están presentes la sede municipal, la iglesia parroquial, la ermita de San Antonio, casi todo su comercio, etc. El conjunto de sus edificaciones mantiene una traza tradicional, no exenta de excepciones, y están realizadas fundamentalmente en cantería de caliza gris denotando y manteniendo cierto encanto urbano siempre exento de agobios.
Es en esta calle donde se pueden observar las únicas muestras heráldicas con que cuenta la localidad sin que las casas-solares que las sustentan sean especialmente relevantes, pues más bien denotan su modesto y recio aspecto ya que tanto en esta localidad como en otras del concejo residían miembros de la conocida como “baja nobleza”, es decir “la hidalguía”.
Texto: Don Pío Cimadevilla Sánchez .