Gastronomía Gordonesa: Un Viaje por el Sabor Tradicional
En el corazón de Gordón, los sabores tradicionales cobran vida, manteniendo viva la esencia de un pasado rico en costumbres y manjares. La cocina gordonesa, impregnada de historia, hace uso de ingredientes que han sido el sustento de esta tierra: centeno, hortalizas de huertos fértiles, las frescas truchas del río y los frutos de una ganadería robusta.
Los métodos de preparación reflejan la herencia pastoral de la región, con migas y calderetas que hablan de la vida entre valles y montañas. La matanza se eleva como un ritual culinario, proveyendo carnes frescas y curadas que se transforman en platos emblemáticos como el entrecocido gordones.
Una experiencia gastronómica en Gordón inicia con una selección de embutidos artesanales, provenientes de tres fábricas locales que ponen su corazón en cada pieza: Entrepeñas y Tarabico en Geras, y Fontañán en La Pola. Estas especialidades abren paso a platos principales que celebran tanto el mar como la tierra, desde patatas con congrio hasta cordero al horno, sin olvidar los sabores de la caza en temporada.
La dulzura llega al final con postres caseros que narran historias de antiguas recetas, cada uno una pieza de la cultura gordonesa. Y para el deleite del paladar, orujos caseros, destilados con frutas y hierbas de la región.
Las Jornadas Gastronómicas del cocido gordones son el punto culminante de este viaje culinario, un evento que cada noviembre reúne a los paladares más exigentes.
La Artesanía de Gordón: Manos que Tejen Historia
Más allá de los fogones, Gordón se distingue por una artesanía que acompaña su patrimonio gastronómico. Las fábricas de embutidos son templos de la tradición, donde el jamón, la cecina y el chorizo se curan al ritmo de los tiempos pasados, conservando un sabor auténticamente hogareño.
La artesanía se extiende al pan, elemento esencial de cada comida, con panaderías que mantienen viva la elaboración artesanal de panes, empanadas y tortas que son el corazón de nuestra identidad culinaria.
Y en el dulce universo de la apicultura, los Montes de Gordón nos regalan mieles de brezo y derivados que son joyas de la naturaleza transformadas por manos artesanas.
No podemos dejar de lado el talento creativo que florece en los hogares gordoneses, dando vida a obras de arte en vidrio, madera y textiles, joyas de la creatividad local. Esta riqueza artística encuentra su escaparate en el Mercado Tradicional anual, un mosaico de color, textura y sabor que celebra las manos y el espíritu de Gordón.