En la serena ascensión hacia Paradilla, dentro de los dominios naturales del LIC Montaña Central, se descubre uno de los tesoros botánicos más valiosos de la Reserva de Biosfera "Alto Bernesga": el Sabinar relicto. Este bosque de sabinas, árboles de porte majestuoso y resistencia milenaria, es un vestigio viviente de tiempos pretéritos, remontándose su presencia en estas tierras al final del periodo terciario.
El sabinar no es sólo una formación vegetal, es un monumento natural que ha sobrevivido eras geológicas, climas cambiantes y la evolución del paisaje. Las sabinas, con sus troncos retorcidos y follaje perenne, son la imagen de la resistencia y la adaptabilidad. En un mundo donde los ecosistemas están en constante cambio, el Sabinar de Paradilla se erige como un santuario de estabilidad y antigüedad.
Al caminar entre estos árboles ancestrales, se respira la historia encapsulada en sus resinas aromáticas y se siente la textura del tiempo en su corteza rugosa. El sabinar es más que un conjunto de árboles; es un complejo ecosistema que alberga una diversidad de especies vegetales y animales, algunas de las cuales han encontrado en este rincón su último refugio.
El LIC Montaña Central y la Reserva de Biosfera "Alto Bernesga" se honran en custodiar este sabinar, garantizando su protección y conservación. La designación de la zona como parte de una Reserva de Biosfera subraya la importancia de estos sabinares no solo en términos de biodiversidad sino también como parte de nuestro patrimonio natural y cultural.
Para los amantes de la naturaleza, el Sabinar de Paradilla ofrece una experiencia única, un viaje a través de la botánica y la geología que permite contemplar la vida en una dimensión temporal casi inimaginable. Es un lugar para la reflexión y el asombro, donde cada sabina cuenta su propia historia de supervivencia y coexistencia con el entorno.
En este contexto, el Sabinar no es solo un escenario para la observación y el estudio, sino también un aula viva donde aprender sobre la resiliencia y la importancia de conservar los legados naturales. Aquí, en la subida a Paradilla, la naturaleza ha tejido un tapiz de vida que nos enseña sobre el pasado del planeta y nos inspira a trabajar por un futuro donde tales ecosistemas continúen floreciendo.
Al visitar el Sabinar de Paradilla, se entiende de inmediato su valor incalculable. Es una invitación a detenerse, a observar y a escuchar el susurro milenario de las sabinas, que con su presencia nos recuerdan que somos pasajeros temporales en un mundo antiguo que merece nuestra máxima admiración y respeto.