El Puente de El Tueiro, ubicado en Villasimpliz, es una estructura con raíces en el siglo XVII y una larga historia vinculada al antiguo camino real hacia Asturias después de la Reconquista. Su existencia es un recordatorio de los métodos antiguos de construcción, donde inicialmente se presume que se utilizaban troncos y maderos para cruzar el río Bernesga. Este método rudimentario dio paso a uno más duradero hecho de mampostería variada que fue reemplazado o reparado a lo largo del tiempo hasta que en el siglo XVII se decidió erigir un nuevo puente con una estructura más sólida.
El puente se menciona en documentos históricos conservados en el Archivo de Oviedo, con un proyecto fechado en 1628 que también incluye el Puente de Villalfeide, otro importante paso de la región. Este proyecto era una respuesta a la demanda de las autoridades asturianas de esa época.
La relevancia del puente fue tal que incluso el ilustre Gaspar Melchor de Jovellanos informó sobre sus características en sus diarios de finales del siglo XVIII. A pesar de su alabanza, Jovellanos notó que el puente era demasiado estrecho para los estándares de la época. La ruta de Gijón a León, que Jovellanos supervisaba, comenzó su construcción en 1771, reflejando la importancia de esta infraestructura para la comunicación y el comercio.
Pascual Madoz también hizo mención al puente en su "Enciclopedia Geográfico-Estadística" de 1846, destacando su singularidad y su rol en el cruce del Bernesga. Adicionalmente, en 1883, durante el reinado de Alfonso XII, el "Anuario de Carreteras" describió el puente como una obra con un tablero de 3 metros de ancho y una luz de 11 metros.
Sin embargo, con el avance del siglo XX y la modernización de las vías de transporte, el puente perdió relevancia. En la década de 1940, se emprendió una reforma que cambió drásticamente su apariencia, emparedando la antigua estructura entre nuevos muros y agregando bóvedas de hormigón. Estas modificaciones, ejecutadas sin considerar la importancia histórica y estética del puente, fueron una muestra de la insensibilidad hacia el patrimonio civil de la época.
Hoy en día, aunque la carretera sigue en uso, el puente ha quedado relegado y pasa desapercibido entre las construcciones modernas. La transformación que sufrió es un ejemplo del desdén por el legado histórico durante el desarrollo de la infraestructura vial en España.
El Puente de El Tueiro es solo uno de los varios puentes históricos que formaban parte de la antigua ruta N-630, con algunos en estado de semiabandono y otros modificados. La historia de este puente y otros similares se detalla en el "Catálogo de puentes de León anteriores a 1936", una obra que recopila años de estudio y que fue editada por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en 1988. Este catálogo es fruto de la colaboración de profesionales y estudiantes bajo la coordinación de Tomás Abad Balboa y Pilar Chías Navarro, y el impulso de José Antonio Fernández Ordoñez.