La historia de Geras de Gordón, inmersa en las profundidades del tiempo, cobra vida a través de los tesoros ocultos que han emergido de la tierra, proporcionando una ventana fascinante a las eras prehistóricas. En el corazón de esta zona leonesa, la "Cueva Feliciana" se erige como un santuario del pasado, albergando vestigios de la II Edad de Hierro que resuenan con los ecos de una civilización antigua.
Fue junto al Arroyo Meleros, en el silencio de la Cueva Feliciana, donde la historia se reveló en forma de utensilios de hierro y fragmentos de cerámica. Estos artefactos, ahora resguardados con veneración en el Museo Arqueológico Provincial de León, narran historias de la vida cotidiana y las tradiciones de quienes habitaron esta región hace milenios.
Los objetos encontrados, mudos testigos de las destrezas y el ingenio de nuestros ancestros, sugieren que el área de Geras fue más que un mero asentamiento. Puede haber sido un floreciente núcleo de actividad, donde el zumbido de la forja de hierro y el giro del alfarero en su rueda eran sonidos cotidianos. Cada herramienta y cada vaso de cerámica cuentan una parte de la historia de supervivencia y evolución.
Ahora, Geras se presenta como un lugar de interés no solo por su belleza natural, sino también como custodio de los relatos inscritos en su geografía. Los restos arqueológicos se han convertido en monumentos silenciosos de una era remota, invitando a los visitantes a contemplar y reflexionar sobre el incesante fluir del tiempo y la permanencia de la memoria de la humanidad en la tierra que una vez habitamos.
Invitamos a locales y visitantes a adentrarse en este viaje por el tiempo, explorando el museo donde se preservan estas reliquias y recorriendo los senderos de Geras, donde cada piedra y cada rincón susurra historias de un pasado que, aunque lejano, sigue influyendo en el tapiz de nuestra historia compartida.